Agrelo a Infovaticana: “No te imaginas el mundo de fe que hay detrás de tantas vidas de divorciados”

Agrelo4Santiago Agrelo, Arzobispo de Tánger, fue noticia la pasada semana por criticar duramente la línea editorial de la televisión de los obispos españoles. Ha querido responder a las preguntas de Infovaticana.

Se crió en una familia muy numerosa y se ordenó sacerdote con 24 años. ¿Podría contarnos cómo surgió su vocación al sacerdocio, a la vida religiosa?

Soy el mayor de siete hermanos. A los ocho meses fui expulsado de casa por llorón. Así que crecí como hijo único en casa de mis abuelos paternos.

Aunque no recuerdo que la cosa fuese para tanto, a mis once años, el abuelo llegó a la conclusión de que “a aquel niño había que encerrarlo”, y alguien de la familia –una persona hoy anciana a la que tengo un cariño muy grande- sugirió como lugar de destino el seminario franciscano de Herbón. Y allí entré en 1953.

Los franciscanos me enseñaron mucho de lo poco que sé, y me dieron unos ojos de mirar el mundo con cariño.

El Cardenal Amigo me decía que guardaba todavía recuerdos vivísimos de sus años en Tánger, y que su labor se centraba sobre todo en la mujer musulmana. ¿Cómo es el día a día de un arzobispo en Tánger, donde los cristianos conviven con los musulmanes?

Son todavía muchas las instituciones de esta Iglesia que trabajan en proyectos de promoción de la mujer. La expresión puede sonar pretenciosa, pero se trata de cosas tan sencillas como pueda serlo un proyecto de alfabetización o el aprendizaje de un oficio que dé a las mujeres una mayor autonomía y libertad.

Mis preocupaciones como obispo han sido y son: Dar a los fieles la palabra de Dios, de modo que tengan un cimiento sólido sobre el que edificar la propia vida. Insistir sobre el necesario compromiso de la comunidad eclesial con los pobres. Iluminar desde el evangelio a los consagrados, que en esta diócesis representan un porcentaje muy elevado de fieles, ayudándoles a gustar la dimensión evangelizadora de sus vidas, y a agradecer el bien que por ellos va realizando la gracia de Dios. Apoyar ideas y proyectos que las diversas instituciones no cesan de elaborar y proponer.

Desde el comienzo de mi servicio en Tánger, en el corazón de mis preocupaciones están de un modo muy especial los inmigrantes, que lo estaban ya en el corazón de esta Iglesia.

¿Cómo es el anuncio del Evangelio en Tánger, donde el apostolado cristiano está penado por ley? Ya lo definió con estas palabras: “Mi objetivo es que nuestra presencia sea significativa para el mundo islámico. Para que, al vernos, puedan decir: ‘debe valer la pena ser cristino’”.

Esta Iglesia es misionera en sentido propio y pleno. Los consagrados que por aquí nos movemos, todos hemos sido enviados, todos hemos sido llamados, y aquí cumplimos con la misión que se nos ha confiado, que es la de vivir sometidos a todos, confesar que somos cristianos, permanecer entre los musulmanes como quien sirve, llevar explícito en el cuerpo el mensaje que no pueden explicitar las palabras.

Aquí, para decir evangelizar, decimos amar.

¿A qué santos tiene especial devoción?

Desde mi adolescencia se ha quedado conmigo Santa Gema Galgani.

Desde el noviciado se incorporó a la familia Santa María Magdalena.

Y he crecido mirando a San Francisco de Asís.

Resulta alarmante el aumento de divorciados entre los fieles, de hecho el Papa ha convocado un sínodo extraordinario para tratar la pastoral familiar. ¿Cuáles cree que podrían ser los pasos a dar en ese sentido?

La cuestión es compleja, tanto que el Papa ha creído oportuno convocar un Sínodo para tratarla. Yo no estaré en él.

No puedo intuir lo que sobre este asunto serán las propuestas concretas del Sínodo, pero puedo decir cuál ha sido a lo largo de los años mi actitud con los divorciados: escuchar siempre, atender siempre, acoger siempre, y, si las circunstancias lo permitían, celebrar con ellos la gracia de Dios en sus vidas. No se imagina el mundo de fe que hay detrás de tantas vidas de divorciados. Y mantener viva esa llama es tarea ineludible para los creyentes que no hemos pasado por esa experiencia tan penosa.

Se ha quejado contundentemente por la tendencia de 13 tv, a la que ha calificado de “inhumana y antievangélica”… ¿Cree que los medios de la Conferencia Episcopal Española representan fielmente los principios cristianos? ¿Cómo valora el gasto que ha hecho la CEE de más de 30 millones de € para producir 13tv?

Cuando escribo, lo hago con calma y cuido los matices. No fue así cuando colgué en mi muro de Facebook las pocas líneas de una brevísima llamada de atención sobre 13 TV: confieso que estaba enfadado. Y ese enfado ha restado claridad al escrito.

No eran ni son el problema las opiniones que se vierten en 13 TV; el problema está en la relación que el telespectador establece entre esas opiniones y la Iglesia. Los periodistas tienen el derecho y el deber de defender sus opiniones. Pero la Iglesia tiene la responsabilidad de dejar claro cuál es su punto de vista ante situaciones que reclaman ser iluminadas desde la fe. Y no sirve que ese punto de vista resulte claro en los documentos de la Iglesia; ha de serlo más aún, si cabe, en sus medios de comunicación.

Otra cuestión es si conviene que la Iglesia tenga o no esos medios de comunicación. Y a esa cuestión yo no sabría responder.

¿Qué opina de las palabras del Papa Francisco en las que critica el “carrierismo” en la Iglesia, el querer utilizar una diócesis pequeña para acceder a otra más grande? ¿Cree que eso se da en España?

Supongo que todos queremos ser primeros en algo. Siempre me llamó la atención que Jesús, el Maestro, cuando enseñó a sus discípulos cuáles habían de ser sus opciones en materia de grandeza, y de primeros puestos, no les reprochó que deseasen ser grandes y primeros. Algo me dice que este deseo es una fuerza necesaria para que las personas se impliquen de corazón en lo que tienen que hacer. Y creo que no me equivoco si imagino al Maestro potenciando en sus discípulos ese deseo: ¿Queréis ser grandes? Yo os muestro el camino: sed pequeños, haceos últimos, haceos esclavos de todos. Eso creo, que Jesús los animó a hacer carrera. Sólo que algunos equivocamos el camino y agarramos en dirección contraria: entiéndase que pretendemos subir subiendo, y aquí sólo se sube bajando.

A tu última pregunta, ni siquiera podría responder de mí mismo. No quisiera, eso sí, haber equivocado el camino en algo que pertenece al corazón del evangelio.

¿La insistencia de Francisco en la austeridad y en que los obispos no sean “príncipes” le ha hecho recapacitar? ¿Le ha movido a prescindir de cosas de su vida o a cambiar algún aspecto de su día a día?

A prescindir de cosas me han movido siempre los pobres. Y cuanto más vulnerables los encuentro, más prescindible me parece lo que tengo.

En ese proceso se produce un hecho sorprendente, y es que las cosas más sencillas y necesarias de la vida, como puede ser la comida, el vestido o un lugar donde descansar protegido de la intemperie, las encuentro cada día envueltas en la memoria de quienes no las tienen, y eso duele y responsabiliza.

El Papa habla con mucha frecuencia del diablo, de sus tretas y sus maniobras ¿Cuál cree que es el mayor logro del diablo en la sociedad actual?

La mentira, sin duda alguna. Miente siempre.

Sin duda también son un logro del diablo las numerosas leyes inicuas que se aprueban en occidente ¿Puede un católico votar a un partido que no defienda explícitamente los Principios no negociables definidos por Benedicto XVI?

En política se entra para discernir posibilidades de una convivencia social cada vez más justa y solidaria, o, si se quiere decirlo de otra manera, para que las naciones vayan avanzando, en la medida de lo posible, hacia lo que se considera metas deseables del desarrollo social, cultural, económico. El cristiano tiene mucho que decir y mucho en qué colaborar con cualquier formación política, aun sabiendo que ninguna de ellas va a tener de la sociedad y del hombre la idea que él ha recibido de la fe.

No creo que haya político, cristiano o no, que, ante una ley que considera inicua, le dé su aprobación. Eso no sería traicionar un principio: sería traicionar la propia conciencia.

El problema para un católico en política no son las leyes que ha de votar, sino la libertad de voto a la que renuncia en nombre de la disciplina de partido.

Las cuchillas de la valla de Melilla fueron muy criticadas, también por usted. Es verdad que una obra de misericordia corporal es “dar posada al peregrino” pero ¿cómo se conjuga esta exigencia de la justicia con lo limitado de los recursos económicos de un país?

Si para acoger al peregrino le pidiésemos razones a los recursos económicos, nunca lo acogeríamos; a lo sumo, le daríamos algo de lo que nos sobra. Sin embargo, el texto del evangelio no deja lugar a equívocos: “tuve hambre y me diste de comer…”, o “no me diste de comer…”.

Mi responsabilidad como cristiano es la de acoger a Cristo allí donde lo encuentre. Me va en ello la vida. He dicho bien, la vida: la mía.

Si la sociedad europea fuese cristiana, habría calado en ella esa página evangélica. Y los políticos se verían obligados, con leyes apropiadas, a dar salida a una inevitable “pasión social” por los cristos de nuestros caminos. Pero Europa es lo que es, o lo que de ella hemos hecho quienes tuvimos entre manos la misión de anunciar el Evangelio. Y lo que hay es cualquier cosa menos pasión por los pobres.

Con lo cual, los políticos pueden permitirse el lujo de no abordar en profundidad las causas de la emigración, y de no dar respuestas adecuadas a las necesidades de los emigrantes.

¿Qué debería hacer, en conciencia, un guardia civil que ve una avalancha de inmigrantes llegando a las playas y sus órdenes son de no dejarles entrar en España?

Sólo si no hay una política justa de fronteras se entiende la pregunta que usted me formula.

A la que respondo con un “es inaceptable que una política inhumana de fronteras obligue a las fuerzas del orden a cargar la vida entera con la memoria de muertes que nunca quisieron causar”.

Después de la tragedia del Tarajal, ya nadie podrá evitar que esos guardias recuerden sin estremecerse ese día, en que en la playa se arenaron quince muertos. Y no les servirá de consuelo que alguien les diga que tenían razón para hacer lo que hicieron. Cuanto menor sea su responsabilidad en los hechos, más pena sentirán.

¿Cómo valora la ley del aborto que ha anunciado el gobierno?

Lamentablemente, muy lamentablemente, cuanto tiene que ver con el aborto se trata en política, a derecha y a izquierda, no desde la realidad, sino desde principios no negociables. Y el resultado de ese modo de hacer política es una eterna e inútil confrontación, muy costosa por otra parte, en la que unos deshacen lo que hacen los otros.

La ley vigente era mala, y mala será la que se pretende que entre en vigor, que volverá a ser substituida por otra peor.

¿Qué legislación sobre convivencias homosexuales cree que podríamos admitir los católicos?

“Admitir legislaciones”, lo que se dice admitirlas, pienso que tenemos que admitirlas todas, por malas e injustas que puedan parecernos.

No por ser católicos somos legisladores. Yo vivo en un país en el que soy “huésped y peregrino”, “extranjero” a todos los efectos, miembro de una comunidad “extranjera”, pequeña, lo que se dice una minoría. Y a nadie le importa aquí si nosotros admitimos o no la legislación del país; simplemente nos pedirán que la respetemos. Y la respetaremos, aunque no la admitamos.

¿Qué es lo mejor de ser sacerdote? ¿Qué les dice a los jóvenes para animarles a entregar su vida a Dios en el sacerdocio?

Dado que sacerdotes no lo somos sin Cristo sino que lo somos en Cristo, ese sacerdocio es un misterio de anonadamiento y de entrega en el que lo bueno, lo mejor, lo perfecto es llegar a entregar la propia vida como reconocemos, a la luz de la fe, entregada la vida de Cristo, como vemos entregado su Cuerpo en la eucaristía.

La alegría en la entrega de la propia vida, la dicha de perderla por Cristo, ése es el mensaje más claro para invitar a otros a entrar en ese camino.

Desde Tánger ¿Cómo ve la Iglesia en España? ¿Estamos en un buen momento histórico?

Sólo Dios tiene ojos para ver el misterio de la Iglesia como es. Los demás sólo podemos discernir la vitalidad del misterio por determinados signos externos, y uno de los más significativos es la relación de la comunidad eclesial con los pobres. Para ellos nos ha confiado el Espíritu de Jesús su buena noticia, para llevársela nos ha ungido, y puedo decir con conocimiento de causa que ese Espíritu está llevando a la única Iglesia esposa de Cristo por caminos increíbles de santidad y de gracia.

¿Qué parte de responsabilidad tiene la iglesia en la crisis de fe que se vive en Occidente?

Yo no hablaría de responsabilidad de la Iglesia, sino de responsabilidad de los predicadores, los pastores, los teólogos…

En la medida en que nos hayamos apartado del Evangelio, en esa medida se podrá hablar de nuestra responsabilidad personal y comunitaria en la crisis religiosa de los tiempos modernos.

Pero estaría fuera de lugar verla simplemente como responsabilidad nuestra, pues esa crisis es el resultado de muchísimos factores que han contribuido a que el pensamiento moderno desembocase en la formulación teórica y práctica de la muerte de Dios.

Creo que es tiempo de pensar sobre todo en los caminos que hemos de recorrer para mostrar al hombre de nuestra sociedad la belleza del rostro de Dios.

¿Cómo asume las críticas sobre su persona o sus actuaciones, si se producen, de católicos, católicos extrafronterizos y enemigos de la Iglesia?

Me consta que son muchas las personas que en mis escritos, en mis homilías, en mis reflexiones, encuentran una ayuda para su vida; y yo doy gracias a Dios de que continúe sirviéndose de un instrumento tan inútil como éste para realizar los milagros de su gracia en muchos de sus hijos. Cuando hablo de estas cosas, al pensamiento me viene irremediablemente la burra de Balaán.

Supongo que, al margen de quienes encuentran en mí ayuda para sus vidas, hay personas que aprecian lo que escribo, y las hay que lo ven con recelo. Todo ello me parece sencillamente normal.

Hay también personas, generalmente escudadas en el anonimato, que utilizan los comentarios en Internet como aliviadero de sus frustraciones. Te da pena la soledad a la que ellos mismos se condenan.

Trato siempre de que la relación con mis interlocutores sea fecunda, posibilite un crecimiento, contribuya a dejar paz en los corazones y luz en las conciencias. Pero no siempre se consigue.

¿Qué cambiaría de la Iglesia?

Yo mismo. Y no puedo entender mi día si no es como tiempo que Dios me da para que le deje trabajar esta piedra de mi corazón.

¿Y la curia en Roma, cree que representa fielmente a la Iglesia de Cristo?

A Cristo lo hace presente la gracia de Dios en los creyentes, en los sacramentos, en los pobres, en nuestra pobre intimidad.

No me consta que se haya enseñado nunca que Cristo está presente en una Curia.

Semper in ore psalmus, semper in corde Christus” es su lema episcopal. ¿Por qué lo eligió?

Esa frase no es mi lema; para empezar sería muy largo. Pero el lema está sacado de ella, y es ese “Semper in corde Christus”.

Esa mutilación hizo que la frase perdiese su sentido original, que aludía a Cristo como significado profundo de los Salmos, y se quedase en expresión de un deseo de encontrar a Cristo siempre en el centro de mi vida.

¿Qué supone el Papa Francisco de cambio en la Iglesia?

No habrá cambio ninguno en la Iglesia si no hay cambio en el corazón de los que nos decimos cristianos. El Papa está dando voz al Espíritu del Señor en medio de la comunidad eclesial. Pero el cambio pasa inexorablemente por el encuentro de cada uno de nosotros con Cristo Jesús, con el Evangelio de la gracia, con la salvación que nos viene de Dios.

¿Cuál considera que es su principal defecto como obispo?

Me sé inútil para esta misión.

¿Qué libros está leyendo ahora?

Tres a la vez: “Confío”, de J. I. González Faus; “El Apocalipsis”, de E. Aliaga Girbés; y “A vueltas con Dios en tiempos complejos”, de J. M. Núñez.

Si pudiera hacer milagros ¿qué milagro haría?

Ninguno. Es muy hermoso dejar a Dios en todo las riendas de nuestra vida.

¿Si no hubiera sido sacerdote, en qué le habría gustado trabajar?

Maquinista de tren.

¿Con qué personaje del siglo XX le gustaría tomar un café y charlar?

Con ninguno. Me intimidan los personajes. No digamos ya los santos. No, mejor no, con ninguno.

¿Cómo resumiría su vida en una sola idea central?

Un niño en brazos de Dios.

¿Qué diría a un grupo de laicos interesados por informar sobre la Iglesia?

Que la amen. Piensen cómo informaría Jesús acerca de la mujer de los perfumes en casa de Simón, o acerca de la que fue sorprendida en adulterio, o acerca de María su Madre. Estoy seguro de que él iría en todos los casos al fondo de la verdad, hasta alcanzar el corazón de los acontecimientos.

¿Cuál cree que debe ser nuestra actitud ante temas “delicados” sobre los que informar, o ante divisiones o actuaciones censurables de miembros de la jerarquía eclesiástica?

Respetar siempre la verdad, y jamás, por muy desagradable que pueda ser el objeto de la información, jamás faltar al respeto que se debe a toda persona. Dios nos ama a todos.

Muchísimas gracias por su atención y por dedicar su tiempo a Infovaticana.com

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